martes, 3 de marzo de 2015

Crónicas atrasadas - Segunda parte

Seguimos con las crónicas atrasadas esta vez con la “Carrera de las Empresas” (14 de diciembre de 2014), otro clásico en mi calendario . Esta vez fue una edición muy especial ya que conseguí movilizar a 31 compañeros de trabajo para que se animasen a pasar una mañana corriendo un rato. Conseguimos camisetas con el logo de la empresa para todos y la verdad es que estuvo realmente bien. La carrera fue mejor de lo esperado. En esta ocasión fue un poco más corta que otros años, ya que colocaron la línea de salida y meta más cerca del Paseo de la Castellana que otros años así que la comparación de tiempos con otras ediciones no es válida. Pero bueno, el ritmo medio si que fue muy bueno, algo mejor que el del año pasado. Las sensaciones sin embargo no fueron tan buenas. Noté que me costaba ir rápido de verdad en las bajadas y me encontraba mejor que otras veces en las subidas. Imagino que el no haber entrenado aún nada de series en toda la temporada y el trabajo de gimnasio que estoy haciendo desde principio de temporada serán los causantes de esas sensaciones. Participé en la categoría de equipos de 2 personas masculino y quedamos en cuarta posición (51 de la general en mi caso), que no está nada mal viendo el nivelazo que había.



Continuando con el mes de diciembre, cargadito de carreras, la siguiente fue la "XI Carrera de Navidad de Cercedilla" el día 21 de diciembre. Unos cuantos años ya corriéndola y cada vez me gusta más. En esta ocasión fuimos juntos Víctor, Raúl y yo. Al igual que el año pasado, nos tomamos la carrera en plan lúdico/festivo, corriendo con nuestro gorro de Papá Noel y decidimos hacer “pacto”, es decir correr los tres juntos toda la carrera. Eso tiene sus cosas buenas y sus cosas malas en función de con quien corres. En este caso afortunadamente para mi no me tuve que exprimir y pude llevar un ritmo algo más relajado mientras Raúl al principio y Víctor al final lo pasaban un poquito peor. Este año la carrera fue un poco más larga que de costumbre, llegando hasta los 14 kilómetros con un desnivel similar al de otras ediciones. Mucha gente corriendo disfrazada y un ambiente buenísimo durante la carrera y al terminar la misma.



El siguiente fin de semana no tenía prevista ninguna competición, guardando ya fuerzas para la San Silvestre del día 31, pero el sábado 27 de diciembre por la tarde recibí una llamada de Jose relativa al "100x100 de natación de Ciempozuelos". El equipo en el que participaba se había quedado colgado y había una plaza disponible, así que no me lo pensé dos veces y acepté. La competición fue el domingo 28 de diciembre y servía como homenaje al Triatlón español en el 25 aniversario de la Federación Española. En este formato se compite en equipos de 10 personas que van haciendo cada uno 100 metros para dar el relevo a su compañero y hacer en total 100 relevos (10000 metros). Es la primera vez que participaba en una competición de este tipo y la verdad es que me resultó muy divertida. Obviamente haces cada 100 a tope y la verdad es que quedé un poco sorprendido con el ritmo que llevé, manteniéndome muy bien hasta que ya en los dos últimos la cosa decayó un poco. Terminas cada 100 y tienes entre 10-15 minutos de descanso hasta el siguiente (dependiendo de lo rápido que sea tu equipo), pero la mitad del tiempo te lo pasas todavía con la respiración superagitada del esfuerzo anterior. Todo el rato con buena música, avituallamiento y una emotiva entrega de trofeos en la que mi club, el Diablillos de Rivas recibió el trofeo al equipo ganador de la prueba y otro como reconocimiento a uno de los equipos más importantes de la historia del triatlón en España.



Para terminar el año todavía quedaba uno de los platos fuertes de la temporada, la "San Silvestre Vallecana Internacional" el día 31 de diciembre. Llegué con muchas ganas a la prueba, con buenas sensaciones en los días previos y como siempre sin haber hecho una preparación específica de la prueba. El objetivo, igual de ambicioso que el año pasado, intentar bajar de 36 minutos. El año pasado no lo conseguí y este año iba a intentar seguir a Dani (entrenador del club) para tratar de conseguirlo. Ya antes de la salida comienzan los problemas, y es que Dani llega muy justo de tiempo y yo me meto a la zona de los corredores antes de que lo haga él así que no salgo a su lado, de hecho no se ni en que parte de la zona de salida está. Comienza la carrera, como siempre a ritmo muy rápido y cuando llevamos aproximadamente un kilómetro veo unos metros por delante de mí a un grupito en el que va Dani acompañado de unos cuantos más del club. Antes de eso hubo un pequeño problema y es que se fue la luz en toda la calle durante unos 200-300 metros. Inconscientemente te frenas un poco y miras lo mejor posible al suelo para no pisar cualquier posible bache que con luz verías sin problemas. Me pego un segundo kilómetro realmente fuerte y consigo enlazar con Dani y el resto del grupo. A partir de ahí el objetivo era sólo uno, ser su sombra y no despegarme de él.



Nada más llegar al grupo, con el calentón que llevaba me pongo en paralelo y por momentos me da la sensación de que van muy despacio. Lo pienso fríamente y me quedo a su lado, que luego cualquier esfuerzo extra se paga en los kilómetros finales. Van pasando los kilómetros y el ritmo se mantiene. Me veo bien aunque poco a poco empiezo a acusar el esfuerzo. Como siempre, la zona de Atocha hasta bajar de nuevo por Ciudad de Barcelona se me hace bastante dura, pero sigo donde tengo que estar. Ya sólo queda el esfuerzo final de la subida hasta el estadio. Llevamos un tiempazo hasta ese momento y si no hay un desfallecimiento muy gordo el objetivo está al alcance. Lo doy absolutamente todo en la subida y aunque por momentos parece que voy a perder la estela de Dani, es consciente de que voy al límite y regula el ritmo para que no me desenganche. Llegamos al estadio y hay que hacer el último esfuerzo apretando con lo poco que queda para conseguir parar el crono en un estratosférico para mi 35:33 (35:39 según la organización). Han pasado alrededor de dos meses desde ese día y aún hoy me cuesta creer haber sido capaz de correr tan rápido en una carrera. No le encuentro explicación :). ¡¡ Mil gracias Dani por la ayuda !!

El mes de enero de 2015 se presentó con dos competiciones, la primera de ellas el III Trail del Serrucho el 18 de enero. Se trata de una carrera de montaña de casi 23 kilómetros con unos 400 metros de desnivel positivo (aunque corrible prácticamente al 100%) a la que me apunté “en secreto” para correr junto con mis amigos Jose, Giselle, Manu, Javi, Rober y Raúl. Pasé los 10 días anteriores con un gripazo de los buenos, sin entrenar más que un par de días algo de natación y con varios días de fiebre alta. Así que tuve mis dudas sobre si ir o no hasta el último momento. Afortunadamente los dos días previos a la prueba ya me encontraba bastante bien así que decidí ir a correr. Mi idea era correr junto a Rober toda la prueba, que fue el que nos “lió” para participar. Y así lo hice. Corrimos juntos toda la prueba Rober, Manu y yo. Me encontré inusitadamente bien para llevar 10 días casi sin entrenar y fue un muy buen “entreno con dorsal” de casi dos horas. Con fuerza en las subidas y buen ritmo en las partes llanas. Rober llevó un ritmo bastante bueno aunque la parte final se le hizo un poco larga así que tocó regular un poco. Ese día hizo bastante frío pero afortunadamente no hacía nada de aire, así que bien abrigado la verdad es que se corría a gusto. Lo más bonito de la prueba, además del paisaje, fue que estuvo nevando un buen rato, no con mucha fuerza como para llegar a cuajar pero para mi fue la primera vez que corría nevando. Me gustó mucho la prueba, con un número bastante contenido de inscritos, el polideportivo de Alalpardo a nuestra disposición para ducharnos, cambiarnos y no pasar mucho frío antes y después de la carrera, muy buen avituallamiento post-meta… Dos comentarios sobre el avituallamiento post-meta: impresionante lo bien que sienta el caldo calentito una vez que has parado para mantener un poco el calor con el día tan frío que hacía y mención aparte la colaboración de Telepizza para que cada uno comiese lo que quisiese (la primera vez que lo veo en una carrera).



Y para terminar el mes de enero, el XVI Medio Maratón de Getafe que se disputó el día 25. Llegué tras casi dos semanas KO por la gripe, pero la semana previa al medio maratón entrené ya con normalidad, haciendo todos los entrenos que tocaban. Así que el día de la carrera tenía buenas expectativas. Me había planteado un objetivo realmente exigente, intentar ir a un ritmo de 3:45min/km lo que supondría hacer 1:19 y mejorar en un par de minutos mi mejor marca en la distancia. En vista del resultado de la San Silvestre en la que bajé unos 50 segundos mi mejor marca, el objetivo era exigente pero no imposible. Para ello debía correr pegado a un grupo de gente del club que iban con esa misma intención. La salida fue rápida pero bastante controlada y empiezan a caer los kilómetros al ritmo previsto. Pero noto que no voy cómodo. El pulso lo llevo por las nubes desde demasiado pronto. A partir del kilómetro cuatro en las curvas más cerradas empieza a costarme seguir al grupo y ya a partir del 6 me descuelgo definitivamente. A partir de ahí, además de bajar un poco el ritmo para aguantar hasta el final, me vine también un poco abajo psicológicamente al ver que el objetivo previsto era ya imposible y pensando que la gripe estaba pasando su última factura. Puse “ritmo crucero” alrededor de 4 min/km o un poco más lento y dejé que pasasen los kilómetros. Así estuve hasta el kilómetro 18 donde me alcanzó mi amigo Sergio y cuando ya había dado por perdido bajar incluso de 1:24, me dijo “vamos a por el 1:24”. Había que correr mucho en esos últimos 3 kilómetros para conseguirlo pero nos pusimos y la verdad es que vi que el cuerpo volvía a responder. De nuevo me puse al ritmo de 3:45min/km aproximadamente y aunque iba forzado si que veía que lo podía mantener hasta el final. A Sergio le costaba un poco más pero conseguimos aguantar los dos y bajar por unos segundos de 1:24. Así que sensación agridulce, por un lado amarga por no haber podido cumplir con el objetivo y por otro lado dulce por haber respondido de nuevo en la parte final de la carrera. Como se suele decir, “no todos los días son fiesta”.





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